31.12.06

Para despedir el año 2006.


"renuncio al peso muerto de mi terco pasado"


Invariablemente te encuentras con los balances de final de año.
Cada medio hace lo suyo, lo mejor-peor del año. Hasta una de pronto se pilla pensando en ese tiempo sin regreso.

Somos seres de ceremonias y actos repetitivos hasta la saciedad; cada año la comida (cómo sobrevivir a tanto exceso?), las mujeres deberán vestir con algo nuevo, los hombres buscarán un buen licor, los jóvenes pondrán el ritmo, la música, y en medio de todo, este verano ardiente que no deja conciliar el sueño.

Los fuegos artificiales, la espera, la liturgia de la medianoche, los cientos de abrazos que debemos dar o corresponder. Personas que ni siquiera saludamos –y a las que tal vez no volvamos a ver jamás-, se transforman en un momento en cercanos y queridos.

Cada año nuevo, un día de 24 horas como todos, se convierte en especial sólo por una decisión ritual, de padres a hijos por generaciones; sólo que a veces ese ritual es un pobre remedo de la vida verdadera.

Y para despedir este año, un regalo. Este excepcional poema de Gabriel Celaya. Disfrútalo con un buen café o ¿por qué no?, un mate con perfumadas hierbas. ¡Salud!


Momentos felices.

Cuando llueve y reviso mis papeles, y acabo
tirando todo al fuego: poemas incompletos,
pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,
fotografías, besos guardados en un libro,
renuncio al peso muerto de mi terco pasado,
soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,
y así atizo las llamas, y salto la fogata,
y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,
¿no es la felicidad lo que me exalta?

Cuando salgo a la calle silbando alegremente
—el pitillo en los labios, el alma disponible—
y les hablo a los niños o me voy con las nubes,
mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando,
las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos
desnudos y morenos, sus ojos asombrados,
y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando,
salpican la alegría que así tiembla reciente,
¿no es la felicidad lo que se siente?

Cuando llega un amigo, la casa está vacía,
pero mi amada saca jamón, anchoas, queso,
aceitunas, percebes, dos botellas de blanco,
y yo asisto al milagro —sé que todo es fiado—,
y no quiero pensar si podremos pagarlo;
y cuando sin medida bebemos y charlamos,
y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos,
y lo somos quizá burlando así la muerte,
¿no es la felicidad lo que trasciende?

Cuando me he despertado, permanezco tendido
con el balcón abierto. Y amanece: las aves
trinan su algarabía pagana lindamente:
y debo levantarme pero no me levanto;
y veo, boca arriba, reflejada en el techo
la ondulación del mar y el iris de su nácar,
y sigo allí tendido, y nada importa nada,
¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo?
¿No es la felicidad lo que amanece?

Cuando voy al mercado, miro los abridores
y, apretando los dientes, las redondas cerezas,
los higos rezumantes, las ciruelas caídas
del árbol de la vida, con pecado sin duda
pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio,
regateo, consigo por fin una rebaja,
mas terminado el juego, pago el doble y es poco,
y abre la vendedora sus ojos asombrados,
¿no es la felicidad lo que allí brota?

Cuando puedo decir: el día ha terminado.
Y con el día digo su trajín, su comercio,
la busca del dinero, la lucha de los muertos.
Y cuando así cansado, manchado, llego a casa,
me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos,
y acuden Kachaturian, o Mozart, o Vivaldi,
y la música reina, vuelvo a sentirme limpio,
sencillamente limpio y pese a todo, indemne,
¿no es la felicidad lo que me envuelve?

Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones,
me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice:
«Estaba justamente pensando en ir a verte».
Y hablamos largamente, no de mis sinsabores,
pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme,
sino de cómo van las cosas en Jordania,
de un libro de Neruda, de su sastre, del viento,
y al marcharme me siento consolado y tranquilo,
¿no es la felicidad lo que me vence?

Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;
pasar por un camino que huele a madreselvas;
beber con un amigo; charlar o bien callarse;
sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;
mirarme en unos ojos que nos miran sin mancha,
¿no es esto ser feliz pese a la muerte?
Vencido y traicionado, ver casi con cinismo
que no pueden quitarme nada más y que aún vivo,
¿no es la felicidad que no se vende?


(La foto es AFP- emol)

30.12.06

Gracias por la radio.

Cuando escribí acerca de la radio-emisora comunal donde me invitaron, jamás pensé que se transformaría en toda una experiencia.

Conocer el sistema por dentro, conversar con personas invisibles, recibir y dar ánimo, imaginar la noche allá afuera, alguien en la soledad de su hogar alargando su oído para escucharte mejor; alguien que necesita sólo una palabra...; definitivamente ha sido uno de los buenos regalos que recibí este año y antes que se nos vaya el 2006 quiero dar gracias a Dios por todo lo que ha significado.

Tal vez el 2007 aborde el tema de mover perillas, botones y controles (mi santa madrecita siempre me dijo que vigilara esa desbordante curiosidad).
Programar, controlar, transmitir...mmmm, qué mundo por aprehender...

Felices Fiestas y Dios prospere tu vida en todo lo que emprendas.


Les recomiendo un buen post acerca de la radio:
melvinrivera.com/

(La foto es de toby melville)

27.12.06

Vamos diciendo adios al 2006.

En escasos días se cerrará el año.
Será historia.
Seremos historia.
En nuestra mente quedarán algunas imágenes, claras al principio, difusas con los nuevos sucesos que vienen.
Habrá discursos, evaluaciones, mea culpa en algunos (ni tanto), brindis de éxito en otros, cifras azules, rojas, en fin.
Por este tiempo se realizan los balances.
Evaluaciones de todo tipo.
Colectivas.
Personales.
¿Cómo fue tu año 2006?

Por ahora los primeros recuentos:

la segunda.com
fotoreuters

20.12.06

Misterio (1)

Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad
conforme al buen propósito
que de antemano estableció en Cristo,
para llevarlo a cabo cuando se cumpliera el tiempo:
reunir en él todas las cosas,
tanto las del cielo como las de la tierra.



Dios nos ha revelado el secreto de su voluntad,
según el plan que previamente se había trazado en beneficio nuestro.
De acuerdo con ese plan,
en el momento oportuno
nos recogerá dondequiera nos hallemos,
sea en el cielo o en la tierra,
para que estemos con él,
unidos a Cristo para siempre.



Dios nos mostró el plan
que había guardado en secreto y
que había decidido realizar por medio de Cristo.
Cuando llegue el momento preciso,
completará su plan
y reunirá todas las cosas del cielo
y de la tierra,
al frente de las cuales pondrá como cabeza a Cristo.



(Texto: Apóstol Pablo en su carta a los efesios)
(Fotografía de Srdjan Zivulovic para Reuters)

18.12.06

Tú.

La revista "Time", que desde 1927 elige al personaje del año, publicó en varios sitios web peticiones de sugerencias para encontrar ese espécimen que nos hiciera justicia como imagen del año 2006. Llegaron miles.

Los votos que recogió la CNN se inclinaron por Al Gore (16%), Nancy Pelosi y George Bush, cada uno con 13%, igualando así a los otros dos que sacaron igual porcentaje: Chad Hurley y Steve Chen, los creadores de YouTube. Hugo Chávez obtuvo el 5% de los votos.

Al final, YouTube abrió el camino para el reconocimiento de un nuevo género en la especie humana, el de la actividad social en internet.

"You".

Sí, Tú ya eres historia.

Para Time, los internautas merecen este reconocimiento por "tomar las riendas de los medios globales, por crear y dar forma a la nueva democracia digital, por trabajar a cambio de nada y derrotar a los profesionales en su propio juego".

Gracias por mi parte; nunca me había sentido famosa, alguna vez que nos toque ¿no?

Para leer más:

Aquí.

Y aquí.

También en el blog de orlando.

14.12.06

El jardín.

Siempre me reí de esa imagen idílica que nos presentaba la tv. cuando éramos niñas.
Un marido al que no se le movía un pelo, un perfecto gentleman; una casita rodeada de un florido jardín y en las ventanas las primorosas cortinas de frivoliteé o algún encaje más barato, con tules y vuelos al por mayor, elaborados con esmero por la dueña de casa.

Y el jardín.

La pequeña dama dejaba su piel, los dedos y las uñas plantando rosas, jazmines, menta, paico, abutilones, flores del paraíso…ad eternum.

Dice un adagio popular “nadie sabe para quien trabaja”. Alguien plantó para mí, gastó su vida en esta belleza de jardín que disfruto en las tardes de verano cuando, sentada debajo de una parra, bebo mi jugo de frutilla.

También yo contribuyo a esta obra; un jardín siempre es una obra inconclusa, invariablemente hay que limpiar, desmalezar, renovar. A poco que me estoy pareciendo a ese popular protagonista de la película El Jardinero (o Desde el Jardín), donde el genial Peter Sellers se luce (él se destacaba en todo) y de paso nos deleita con su sabiduría de hortelano.

Vivo en esta casa con jardín.
Sip. Nunca hay que reirse de lo que no se conoce (confieso mi falta y la reparo).
Cultivo rosas, este año aprendí a podarlas (reconozco que me atreví por el consejo de un amigo al que desde aquí le doy las gracias) y florecieron bastante generosas, espero que el año próximo me resulte mejor.

He aprendido a gozar de este espacio sagrado evitando el tráfico de Santiago, el bullicio, las palabras descomedidas o el comentario malicioso. El jardín se llena de perfumes, belleza, prodigalidad…sin pedirme nada más que un poco de agua.

Para despedir el año 2006.

"renuncio al peso muerto de mi terco pasado" Invariablemente te encuentras con los balances de final de año. Cada medio hace ...