Para conocer Santiago me calzo zapatillas, y me detengo en cada esquina, admirando su arquitectura, los detalles que alguien creó alguna vez para provocar admiración.
Grandes parques, pequeños jardines interiores, ventanales con fierro decorado, puertas de maderas nobles, antiguas manillas de bronce, árboles cuidados con esmero año tras año. Tal vez es cierto que Santiago es una ciudad peligrosa, pero no es menos cierto que su encanto sobrepasa todos los mitos. Hay que viajar con sencillez, sin ostentación, confiados.
Nunca nos defraudará.
Las fotos gracias a: Sebastián Sepúveda V. y
José Luis Rissetti para Emol.
Grandes parques, pequeños jardines interiores, ventanales con fierro decorado, puertas de maderas nobles, antiguas manillas de bronce, árboles cuidados con esmero año tras año. Tal vez es cierto que Santiago es una ciudad peligrosa, pero no es menos cierto que su encanto sobrepasa todos los mitos. Hay que viajar con sencillez, sin ostentación, confiados.
Nunca nos defraudará.
Las fotos gracias a: Sebastián Sepúveda V. y
José Luis Rissetti para Emol.
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