Mucha lluvia, es verdad, pero cuánto calor había en esas casas.
Tú ves muchas aldeas, pueblos, villorrios, ciudades, algunas más grandes, otras menos importantes, pero en todas -lo digo con la certeza de quien ha caminado esas tierras-, hay una acogida abierta, una amabilidad que escasea en la capital.
La casona donde llegamos era enorme, llena de vericuetos, pasadizos, lugares que hacen de la infancia de cualquiera un paraíso. Colindábamos con un enorme campo de trigo que relucía en días de sol, exhibiendo por aquí y por allá algunas rojas amapolas. Terminaba en un bosque de pinos al que me prohibió ir, años, muchos años después supe del miedo irracional que tenía mi madre por los lugares solos, en especial los bosques.
Un poema de Floridor Pérez, hombre del Sur que fue profesor en Mortandad.
La noche en que peleó Arturo Godoy
¿--te acuerdas?
izquierda Godoy-derecha de Joe
con la oreja pegada al receptor:
izquierda-derecha ¡pégale carajo!
las cuatro radios
amanecieron encendidas esa noche.
Golpe al mentón ¡eso es!
nunca se ha arriado la bandera
(--agáchate Godoy)
y espero que no sea la ocasión de hacerlo.
Izquierda Godoy-gancho de Joe
los huasos se quejaban junto al RCA
y el mantelito blanco
que bordó mi madre
(--¿por qué pelean, papá?)
en horas de invierno
de nunca acabar
chorreado aquella noche.
(Le toparía una oreja, le mentaría la madre
o cruzaría la raya el negro feo).
Recto al mentón
¡el
izquierda-derecha
pégale-carajo-sácale-la cresta
¿así que no lo van a dejar pelear agachado
gringos de mierda?
Todos quedaron tristes,
y el que sea valiente que me siga
por el pasillo oscuro
a ver ¡que venga el cuco!
(--agáchate Godoy)
porque aún tenemos patria y los hombres no lloran
la noche en que perdió Arturo Godoy.
2 comentarios:
Es notable el poema del viejo Floridor. Uno de mis poemas favoritos.
Gracias.
Por cierto, el poeta Floridor es uno de mis favoritos. Quizás sea porque era profe en Los Angeles o porque es Sureño.
O todo junto.
Saludos.
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