Leyendo algunas cosas de fin de semana, me encuentro con este artículo de JÜRGEN LIMINSKI, periodista alemán que asegura: “No se oye ni se lee mucho sobre dichos casos. Sin embargo, es correcto hablar de un rebrote de persecución en contra de los cristianos en países islámicos, aunque los medios raramente lo mencionen.”
Estuve estos días en Coquimbo. Una belleza resplandeciente (todos saben que me iría a vivir allí a "ojos cerrados")
Caminé por la playa cerca de El Faro; desde allí se divisaba una mezquita, en lo alto de uno de los cerros. Un edificio imponente.Toleramos esa convivencia, aunque estamos orando para que ellos puedan comprender el amor de Jesucristo.
¿Tendríamos que ir y agredirlos para convertirlos a la fe cristiana? No es ese un principio del evangelio.
Este es un tiempo crucial para pararse delante de Dios y rogar por aquellos que son perseguidos o muertos por su fe; nuestra oración puede abrir caminos de paz entre los pueblos y el amor de Dios se manifestará libremente, eso esperamos.Tal vez algunos más pragmáticos sugieran que la oración es una especie de refugio de los débiles; todavía no sospechamos cuánto poder tiene una persona alineada hacia las fuerzas del Todopoderoso. Más que cualquier acción humana de otra índole.
La Palabra:
"Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijo de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos." (Jesús)
La fotografía:
Avenida Fco. de Aguirre, al fondo El Faro, ciudad de La Serena.
1 comentario:
Sin duda que todos estamos en el corazón de Dios...
Saludos para usted tia, y sepa que yo le quiero mucho...chauu.
Publicar un comentario