7.8.06

Temuco.

Dije que empezaría por el principio.

Cuando todavía lloras lágrimas sin estrenar el corazón.

Y empecé a escribir sobre mi abuela Juanita, una mujer extraordinaria, mujer de coraje, de fe; he conocido pocas de esa calidad. Indudablemente, no tengo ni un mérito al referirme a ella, mas bien una especie de asombro de haberla conocido.

Sin embargo, debo confesarlo, me cuesta recordar el pasado. Es tan precioso este presente, tan exuberante, tan…casi no tengo calificativos para definirlo con precisión.

Me gusta este tiempo.

La eternidad de este momento, mientras, sentada frente al PC escribo y trato de recordar y pienso en ti, imagino un rostro, una mano moviendo el mouse, unos ojos leyendo estas letras. ¿Hay algo más fantástico que encontrarse con lector@s (para una escritora rudimentaria como yo) en un punto del universo y tener una conjunción de pensamiento? Tal vez eso suceda cuando ni siquiera esté viva.

Esta noche ha llovido. Hay en el aire una frescura nueva, siempre es nueva porque se lleva la pesadez de la contaminación. A pesar del frío, la lluvia es alegre, salta, baila, se mueve con gracia, como invitando a algo invisible…

Esta noche me recuerda otras noches en el Sur, allá en Temuco, capital de La Frontera.

Por la Avenida Alemania corríamos evitando quedar empapados “como diuca”. Allí conocí los digueñes, las nalcas, la harina de avellana y la amistad incondicional.

Y recuerdo a Jorge Teillier, escribiendo en noches llovidas como ésta. Por supuesto, en el Sur, una tierra inagotable de poetas.

"Bajo el cielo nacido tras la lluvia
escucho un leve deslizarse de remos en el agua,
mientras pienso que la felicidad
no es sino un leve deslizarse de remos en el agua.
O quizás no sea sino la luz de un pequeño barco,
esa luz que aparece y desaparece
en el oscuro oleaje de los años
lentos como una cena tras un entierro.

O la luz de una casa hallada tras la colina
cuando ya creíamos que no quedaba sino andar y andar.

O el espacio del silencio
entre mi voz y la voz de alguien
revelándome el verdadero nombre de las cosas
con sólo nombrarlas: "álamos", "tejados".
La distancia entre el tintero del cencerro
en el cuello de la oveja al amanecer
y el ruido de una puerta cerrándose tras una fiesta.
El espacio entre el grito del ave herida en el pantano,
y las alas plegadas de una mariposa
sobre la cumbre de la loma barrida por el viento.

Eso fue la felicidad:
dibujar en la escarcha figuras sin sentido
sabiendo que no durarían nada,
cortar una rama de pino
para escribir un instante nuestro nombre en la tierra
húmeda,
atrapar una plumilla de cardo
para detener la huida de toda una estación.

Así era la felicidad:
breve como como el sueño del aromo derribado,
o el baile de la solterona loca frente al espejo roto.

Pero no importa que los días felices sean breves
como el viaje de la estrella desprendida del cielo,
pues siempre podremos reunir sus recuerdos,
así como el niño castigado en el patio
encuentra guijarros para formar brillantes ejércitos.
Pues siempre podremos estar en un día que no es ayer
ni mañana,
mirando el cielo nacido tras la lluvia
y escuchando a lo lejos
un leve deslizarse de remos en el agua."

Poema del libro: Para un pueblo fantasma.
En esta página de la U. de Chile podrás encontrar
más de él.

La foto es de Roberto Minder, una pintura que se exhibe en el Congreso.

2 comentarios:

AleMamá dijo...

Mi comentario no sera mas que un deslizarse de remos en el agua de la web, pero se han deslizado aunque el agua se cierre de nuevo y no queden huellas visibles, como pasa con la vida, hasta que en el sube y baja de las olas recuerdas vivamente a tu abuela y se te pierde el recuerdo de nuevo....asi pasara tambien con nosotras, algo, en algun momento definira nuestro borroso recuerdo por un par de generaciones, pero si escribimos, despues de muertas haremos contacto aun y nos entenderemos y podremos dejar algo en el futuro, lo mejor de nosotras.

Me has dado tema, Teillier es un poeta que mi madre admira mucho y yo tambien.

Que bueno que te pueda servir para tus alumnos esa idea de hacer cuentos con una pequenna incoacion.

Perdona la ortografia pero estoy en un notebook en ingles. Me carga!

ojo humano dijo...

Gracias por tu comentario. Es un agrado y un honor (y lo digo de verdad) que me leas.

Como algún poeta Manrique lo dice tan bien:
"nuestras vidas son los ríos"

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