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Mostrando las entradas de diciembre 31, 2006

Para despedir el año 2006.

"renuncio al peso muerto de mi terco pasado" Invariablemente te encuentras con los balances de final de año. Cada medio hace lo suyo, lo mejor-peor del año. Hasta una de pronto se pilla pensando en ese tiempo sin regreso. Somos seres de ceremonias y actos repetitivos hasta la saciedad; cada año la comida (cómo sobrevivir a tanto exceso?), las mujeres deberán vestir con algo nuevo, los hombres buscarán un buen licor, los jóvenes pondrán el ritmo, la música, y en medio de todo, este verano ardiente que no deja conciliar el sueño. Los fuegos artificiales, la espera, la liturgia de la medianoche, los cientos de abrazos que debemos dar o corresponder. Personas que ni siquiera saludamos –y a las que tal vez no volvamos a ver jamás-, se transforman en un momento en cercanos y queridos. Cada año nuevo, un día de 24 horas como todos, se convierte en especial sólo por una decisión ritual, de padres a hijos por generaciones; sólo que a veces ese ritual es un pobre rem