Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de julio 27, 2006

Los Ángeles.

La gente del Sur nos recibió como sólo saben hacerlo por esos lados. Mucha lluvia, es verdad, pero cuánto calor había en esas casas. Tú ves muchas aldeas, pueblos, villorrios, ciudades, algunas más grandes, otras menos importantes, pero en todas -lo digo con la certeza de quien ha caminado esas tierras-, hay una acogida abierta, una amabilidad que escasea en la capital. Mamá y yo nos establecimos en Los Ángeles (otra vez los ángeles, ¿no es curioso?). La casona donde llegamos era enorme, llena de vericuetos, pasadizos, lugares que hacen de la infancia de cualquiera un paraíso. Colindábamos con un enorme campo de trigo que relucía en días de sol, exhibiendo por aquí y por allá algunas rojas amapolas. Terminaba en un bosque de pinos al que me prohibió ir, años, muchos años después supe del miedo irracional que tenía mi madre por los lugares solos, en especial los bosques. Un poema de Floridor Pérez , hombre del Sur que fue profesor en Mortandad. CANTO A