DEFINITIVA

Fui a mi antigua casa. La enorme buganvilla que da la bienvenida desde la puerta de entrada ha florecido alocada, libre, enredándose en los cables del teléfono y buscando las nubes. Miro el lugar. Todo ha crecido sin podas, una naturaleza que se expande sin medidas. También la maleza hace estragos, quita vitalidad a los árboles nuevos, los caracoles carcomen las hojas más pequeñas que luchan a ras de suelo. Todo forma un conjunto exhuberante de color y aromas. Me dejo envolver por la belleza del instante...la tarde...la brisa cálida...el pasado feliz...la buganvilla en todo su esplendor...y de pronto, la nostalgia. En la nueva casa he plantado tres matas de buganvilla de diferente color. Cuando pasen los años, cuando yo esté lejos, otras miradas recrearán el placer que siento de verlas cómo crecen y se hacen fuertes. Dejaré estas plantas por herencia, unas breves palabras apenas hilvanadas, alguna sonrisa en fotos desteñidas...no es mucho, verdad, pero el intento se hace.