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La Parada.

Por primera vez en mi vida fui a ver la Parada Militar.

Miles de personas circulaban en el Parque OHiggins como si fuera su casa, me sentía perdida entre tanta gente, demasiados olores a carne asada y polvo en suspensión.
De la Parada, nada. Ni siquiera tuve la oportunidad de acercarme. Miles de personas estaban delante de mí como una barrera compacta.
Cero posibilidad visible.
Me comí unos churros con mucha azúcar flor, deambulamos por el Parque, jugamos una Lota, por supuesto no gané nada -como saben soy nula para los juegos de azar-, y me reí mucho con los chinchineros.
Las competencias de volantines le daban al aire un colorido precioso e inocente. Hay personas que han hecho de los volantines un verdadero arte.

Ya tarde, a la caída del sol, regresamos a casa. En los rostros había cansancio, pero también una serenidad particular.
¿Y el desfile?
Lo veré en las noticias de la noche, supongo.


Foto: Viviana Morales para El Mercurio.

Comentarios

x dijo…
Qué chori!
Siempre es bueno disfrutar de estas cosas que son tan chilensis, perderse en medio de las multitudes, reírnos y disfrutar.

Cuando chica me llevaban a la Parada. Usábamos unos espejitos para intentar ver... y claro nunca ví nada...

Abrazos.
ojo humano dijo…
Fue toda una experiencia...para una vez en la vida.
Besos.
¿Cuándo te veré?

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